Una ‘Madre Coraje’ en la Gala de la FIFA

El fútbol tiene una popularidad infinita, pero menos predicamento en determinadas capas de la sociedad del que merecería. Fue el primer deporte de masas, el primero en profesionalizarse, y eso le hizo ser mirado con desdén en tantos años en que siguió valorándose el concepto amateur como algo superior. Hoy todos los deportes están atrapados por el dinero, pero queda aquel impulso. Messi, tenido mayoritariamente como el mejor futbolista de esta época, no tiene ningún Laureus. Ni su antagonista Cristiano Ronaldo. El Laureus va al mejor del tenis, del atletismo, del golf, de la Fórmula 1... Deportes que suenan mejor.

Eso tiene un lado bueno: que la FIFA se esfuerza en mejorar la imagen de este deporte y lo hace a conciencia. Ya son años en los que vemos en su publicidad institucional magníficos llamamientos al juego limpio, al combate contra el racismo, a la integración de la mujer... La gala de ayer insistió en eso. El punto más emotivo se alcanzó con la intervención de esa ‘Madre Coraje’ brasileña, que le radia literalmente los partidos a su hijo invidente. Una mujer brava e inteligente, cuyo parlamento levantó al público de los asientos, conmovidos muchos hasta las lágrimas. Un bello momento que contribuyó a ensalzar al fútbol.

También fue premiado el bello gesto de Bielsa cuando ordenó a sus jugadores del Leeds devolverle al Aston Villa un gol conseguido mientras un rival se dolía en el suelo. Ese gol devuelto trazó el camino por el que el Aston Villa subió a la Premier en lugar del Leeds. Y esta gala 2019 la cerró el premio mayor femenino, no el masculino. La FIFA manda mensajes positivos, utilizando para bien el altavoz de su tremenda fuerza. Por supuesto que esa organización no es un coro de ángeles, hemos conocido serios casos de corrupción en ella, algo demasiado común en las oficinas de poder de toda laya. Pero envía mensajes edificantes que es bueno reconocer.