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Distancia entre líneas y atacantes desconectados

Defensa muy retrasada. El Real Madrid concedió muchos metros al PSG. Cuando el equipo de Tuchel construía los ataques, disponía a sus tres centrocampistas, Marquinhos, Verrati y Gueye por delante de línea, con la idea de atraer a James, Kroos y Casemiro, que mostraban intención de ir hacia delante y ser agresivos en el robo de balón. El problema para el equipo madridista apareció cuando, tras esta situación de juego, Varane y Militao no acompañaban a su línea de delante, quedándose prácticamente en la línea frontal del área y propiciando que la distancia entre ellos y sus compañeros del centro del campo fuera descomunal. Ahí les resultaba muy sencillo a los jugadores parisinos encontrar a Di María y a Sarabia, que ocupaban pasillos interiores y que la ayuda que proporcionaban de Carvajal o Mendy en los flancos fuera tardía, con el rival ya girado con el balón controlado y desprotegiendo el carril de fuera, donde Meunier y Bernat podían percutir a la zaga blanca con comodidad. Cuando un equipo está largo, como se plantó el Madrid en París, es muy difícil que no te encuentren pases por dentro y, sobre todo, defenderse con eficacia a nivel colectivo. En esas circunstancias llegas tarde a todos los balones. Desconozco las causas de que a defensores tan poderosos como los cuatro (Carvajal, Varane, Militao y Mendy) que jugaron el miércoles en el Parque de los Príncipes les dé cierto temor dejar muchos metros a su espalda y hacer el equipo lo más pequeño posible. Por la velocidad de todos ellos, sería difícil hacerles sufrir buscando la profundidad de manera más directa.

Atacantes desconectados. El equipo de Zidane apenas pudo conectar líneas mediante el pase cuando dispuso de la posesión de balón. De nuevo hay que poner el foco en los centrales, Varane y Militao. El francés y el brasileño tenían tiempo y espacio para ir a buscar la siguiente línea en conducción para fijar y atraer jugadores rivales y así poder encontrar situaciones en ventaja para sus compañeros. Los dos zagueros blancos se dieron demasiada distancia de seguridad en la circulación del esférico y nunca desajustaron el entramado defensivo que armaron los locales.