Los infravalorados
En sus memorias, Phil Knight, fundador y dueño de Nike, confiesa que uno de sus principales errores a lo largo de su carrera fue decir "no" a un Magic Johnson que recién despuntaba porque creía que se trataba de "un jugador sin posición". Me pregunto qué pensó viéndole jugar luego, deslizándose con elegancia por el parqué con unas Converse, cambiando el baloncesto para siempre. Porque la gente exitosa y competitiva como Phil Knight nunca piensa que firmó a Michael Jordan; piensa que perdió a Magic. Las victorias duran un día; las derrotas toda una vida. Pero estas equivocaciones a veces son gloriosas. Uno ve a Magic subiendo la pelota, jugando de base con esa estatura, pasando sin mirar, inventándose huecos donde antes no existían, y debe de pensar que ojalá todas las equivocaciones en su vida fueran tan bonitas.
Decían que Rudy estaba acabado. Que Ricky Rubio se había quedado estancado. Que Claver era un pechofrío. Que Scariolo tan sólo se había subido a la ola de una generación irrepetible. Que los hermanos Hernangómez eran unos agitatoallas. Que Llull había perdido la magia tras su lesión de rodilla. Que Marc Gasol ni estaba ni se le esperaba. Que esta Selección no arrancaba. Que no estaban los buenos. Que vaya apuro contra Irán, rozando el angolazo. Que Serbia les iba a hacer trizas. Otra bonita equivocación.
Como ocurrió en 2006 contra Argentina, con aquel triple de Nocioni que nunca entró, las semifinales contra Australia fueron un drama. O como en el Eurobasket 2015 contra Francia, con aquel épico partido de Gasol. Y es que hay semifinales que saben más a gloria que ganar la propia final. Porque estos días en medio, cuando todo y nada ha pasado, son los mejores. Honor y gloria también a esos jugadores que nos consiguieron el billete a China durante las infumables Ventanas FIBA para luego ceder su asiento en el avión a los jugadores NBA y de la Euroliga. No nos olvidamos. Ese trabajo en la oscuridad también nos trajo aquí.
El domingo ya espera la fiera Argentina de Campazzo, otro infravalorado del que muchos dudaron. O dudamos. El tiempo siempre pone a cada uno en su sitio. Incluso a los que no tienen uno, como Magic.