Nueva York quiere a Nadal

Nueva York, la ciudad que nunca duerme, ha disfrutado día y noche durante dos semanas con Rafa Nadal. Me atrevo a decir que el tenista balear es el más querido en la capital del mundo, porque sus características se adaptan como un guante a lo que quiere ver la gente en el US Open: pasión, lucha, espectáculo, show. Y él se lo da a raudales. Hace años, Rafa ya lo entendió y se adaptó a las particularidades del Grand Slam más bullicioso. El resultado de esa simbiosis son los cuatro títulos que ha conquistado ya en Flushing Meadows.

Con el de este domingo sube un escalón en el palmarés de la competición, al tercer lugar empatado con los estadounidenses Robert Wrenn y John McEnroe, uno por debajo de Federer. Es el major en el que más ha triunfado después de su locura de 12 trofeos en Roland Garros. A Nadal siempre le tiró Wimbledon, pero en Nueva York se siente a gusto. Cuando se encuentra bien, como este año, siempre está de buen humor, firma autógrafos, se hace fotos, saluda, habla con la gente, trata con cariño y respeto a los empleados y disfruta de la ciudad. Tiene ‘su’ pista fija de entrenamiento y vive en el hotel de siempre, en Manhattan. Nadal quiere a NY y NY le quiere a él.