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Diabólico y 'mono' regreso a Europa

Bienvenidos. El Espanyol pasa de pantalla. El conjunto de David Gallego ha puesto el broche de oro al sueño que se inició la pasada campaña y ahora sí puede decir que lo ha hecho realidad. Se abre una nueva era. Ilusionante, orgullosa y que volverá a hacer lucir los colores blanquiazules por Europa. Todo empezó con el gol de Rosales en el minuto 57 del partido contra la Real Sociedad el pasado 18 de mayo, tuvo continuidad con el 2-0 de Wu Lei y la derrota del Athletic ante el Sevilla y en Zaporiyia se llegó a la cima. Ha tocado sacrificar gran parte de la pretemporada y de las vacaciones, pero Gigi d’Agostino, ya estamos aquí. Ahora sí que sí, "vamos a Europa con el Espanyol".

Sentimiento. El día empezó con un cosquilleo. Ese que aparece cuando el cuerpo sabe que algo bueno está por venir. Para convivir mejor con ello, desayuno, gimnasio, comida con mi madre y una bajada caminando por Passeig Sant Joan hacia el diario visualizando cómo podía darse el partido ante el Zorya. Como no podía ser de otra manera, se sufrió. Pero si hay algo en el ADN perico es sufrimiento. Aunque se aguantó, se empató y ya se empieza a mirar a Gdansk.

Zaporiyia. Esta ciudad ucraniana ya está en el libro de historia blanquiazul. El Zorya no lo puso fácil en el inicio de partido, pero este Espanyol se colocó el chip europeo y ahí no falla. Cierto que la mayoría minutos fueron diabólicos (el conjunto ucraniano bailó y colgó del palo al perico), pero ‘Chucky’ Ferreyra trajo la calma y Vargas hizo llevadera la vuelta a Europa. El extremo sigue dando qué hablar y el delantero, dentro el área, no falla. Se ha reivindicado en este camino a la Europa League, ha hecho olvidar a Borja Iglesias y es que no ha habido partido en el que haya participado sin su gol. Ha firmado seis tantos: tres ante el Stjarnan, uno contra el Luzern y dos ante el Zorya.

Estilo. Se ha llegado a Europa, pero sigue habiendo momentos oscuros. Gallego apostó por el 4-3-3 para tener el balón y se demostró que no hay plan B cuando el rival te somete. No se sabe superar una presión alta. No hay excusas. Empieza un nuevo curso. Y los jueves y los domingos no habrá ‘regalos’.