Lo único que parece que le está saliendo de momento a la perfección a Zidane es su apuesta decidida por la continuidad de su compatriota como '9' del equipo. Karim ha empezado la temporada con el mismo grado de implicación y compromiso que demostró la calamitosa campaña pasada. Atrás han quedado definitivamente sus periodos de desconexión, su tendencia al abandono y su aspecto melancólico. Desde la salida de Cristiano el delantero francés se está tomando mucho más en serio su faceta de goleador y tanto el vestuario como el madridismo se lo están reconociendo.

Sin ser un killer puro, sus números se aproximan cada vez más a lo que se espera de un tipo que lleva una década siendo el '9' del Madrid con el beneplácito del presidente, que siempre le ha tenido entre sus protegidos y nunca le ha querido tapar con una competencia potente. Su calidad siempre ha sido su principal carta de presentación, pero ahora la acompaña con un físico atlético y una mentalidad competitiva brutal. Si hace falta jugar con un dedo roto, se juega; si hace falta meter un golazo con un pie acalambrado, se marca. Le ha costado casi diez años digerir que para ganarse el corazón de los madridistas jugar bien no es suficiente. El sacrificio, la entrega y la personalidad son valores innegociables para encontrar el reconocimiento y Benzema lo ha entendido después de un largo proceso de aprendizaje.

Ahora le toca seguir recogiendo el fruto del trabajo sembrado, sin apartarse de la línea que le ha convertido en un futbolista indispensable para su jefe y sus compañeros. Tal y como está el mercado de nueves, pagando auténticas burradas por medianías, asegurarse un Benzema comprometido y en forma para los próximos años es una gran noticia para la institución.