Bale, James y el mal humor de Zidane
Después de todo lo que hemos vivido este verano, resulta que el Madrid se presentó ante la parroquia con James y Bale como titulares. Y sin Pogba, por supuesto. El ‘plan Zidane’ se quedó en un cajón. Juegan los que había más James, que el Bayern ha devuelto después de haberlo tenido un par de temporadas en ‘renting’. El Atlético lo quería, ponía 50 millones por él, pero después del 7-3 de Miami no era imaginable que Florentino diera aún más munición al enemigo vecinal. Así que Bale y James son ‘los nuevos’, a la espera de lo que ocurra o no ocurra con Neymar. Con ellos empató el Madrid en su presentación en casa.
Pero no tuvieron culpa, apresurémonos a decirlo. A Bale se le vio con ganas y compromiso, y mucho más rápido que en ningún partido de la última temporada, en el que se le veía temeroso de la recaída. El verano le habrá curado la cabeza, además de la pierna. En cuanto a James, estuvo metido y chutador, como en sus días de gloria madridista con Ancelotti. En torno a ellos y a los demás el Madrid hizo una buena primera parte, presionando arriba, circulando el balón rápido y chutando bastante... pero con poca precisión. El Valladolid, bien cerrado, no ofreció posiciones cómodas y los tiros se iban fuera por poco.
La segunda mitad fue más alborotada. En algún momento recordamos al Madrid del año pasado, desparramado y desatento. Ya se perfilaba el 0-0 cuando Benzema cazó un mal pase de Varane y se fabricó un gol fenomenal. A esas horas ya estaba acompañado por Jovic, que rebotó en la escuadra un gran remate de cabeza. Quedaba poco, parecía un gol definitivo, pero una desatención colectiva dio lugar al empate del Valladolid, que había estado buscando los caminos del gol con buen instinto. “Se puede perder el balón, pero no la colocación”, se quejó Zidane, que también dijo: “Después del gol hay que mandar el balón a tomar por saco”. Acabó de visible mal humor.