Hoy queda en anécdota, pero lo cierto es que el intranscendente gol de Iker Losada ante el Real Madrid será perpetuo en los archivos de la historia del Celta. Es el primer jugador nacido en el Siglo XXI que consigue anotar un tanto para los celestes en Balaídos. El atacante de Catoira jugaba hace tres meses en el Juvenil y ayer le marcó al Madrid de Zidane. Demostró desparpajo y descaro en una sola acción. Sin duda, es el futuro.

La irrupción de Losada no es una casualidad. La factoría de A Madroa es imparable. Sólo basta observar la plantilla del Celta, en la que hay hasta once canteranos. Aspas, Denis y Brais dejaron pinceladas de todo el talento que adquirieron en las categorías inferiores olívicas. Falta rodaje, como es natural, y enfrente había un coloso, por mucho que genere dudas por su último año y su pretemporada. Al final, el Real Madrid siempre es el Real Madrid. Pero los mimbres de este nuevo Celta animan al optimismo.

Me sorprendió ayer abrir algún chat en el móvil y leer a algún amigo desesperado por el juego del Celta. Sé que la paciencia no es una palabra incluida en el diccionario del fútbol, pero yo no aprecié tal desastre. El tiempo dirá quién de los dos está equivocado. Yo veo más luces que sombras. Veo un faro en Aspas, veo una bombilla en Denis, veo destellos del mejor Brais, veo iluminado a Fran Beltrán... Faltan piezas como Mallo, Okay, Mina... y seguramente Nolito. No hay puntos, es cierto, pero hay ilusión y hay talento. Seguro que mi amigo disfrutará este año.