El verano no cuenta nada

Uno aterriza tras un mes de desconexión en el que sólo un par de partidos rusos sintonizados casi al azar en televisores de habitaciones de hotel impidieron un blanco de visionados y se encuentra ya con conclusiones grandilocuentes. "El Madrid este año nada de nada, ¿eh? ¡Qué desastre de pretemporada!", me suelta el taxista al recogerme en el aeropuerto. Este tipo de inquisiciones me suelen incomodar, porque siento como que el interlocutor pretende que le confirme un vaticinio, como si yo supiera realmente qué va a ocurrir. Y ya no digamos a estas alturas. Me quedé con las ganas de contestarle: "Pues mire, no me parece tan raro que el Madrid haga una mala pretemporada… si lleva dos años en los que parece que no le motiva ni LaLiga, ¿cómo se va a estimular en partidos amistosos?". Opté, en cambio, por repreguntar: "¿Ah, sí?", pretendiendo que así me explicara él a mí lo que yo no había visto, ese 3-7 que desde un pueblo remoto del norte de Rusia parecía una leyenda fantasmal que se confundía con el paisaje.

Porque lo del Atlético es impresionante. Veamos: se supone que de los tres grandes favoritos al título es el único que ha perdido a su gran figura (Griezmann) y el único que no ha fichado a un jugador al que se supone ya en el top-6 Mundial (Griezmann y Hazard). Es también el que ha visto cómo se le iban más titulares y el que realmente debe conjuntar y compenetrar a más piezas nuevas, con la importancia que tiene esto en los equipos de Simeone. Por todo ello, se diría que es el que debería arrancar con más dudas de los tres, y en cambio, si uno lee, escucha y siente lo que transmiten los entornos, es el día antes de empezar LaLiga el más eufórico.

Supongo que João Félix tiene la culpa. Él y todos esos tenues partidos de verano que he seguido desde la distancia porque de vez en cuando hay que desconectar y porque, en realidad, no me los acabo de creer. El material de estudio de verdad, el que tendremos que analizar escudriñándonos la cabeza, es el que hoy empieza.