Caso Pogba: certezas y faroles
A mí me han utilizado. A veces lo han hecho sin que me diera cuenta y otras me he dejado llevar pensando que era parte de un proceso necesario para llegar a la noticia. Claro que el Madrid puede fichar a Van de Beek si quiere. Y a Eriksen, y hasta a Gravesen si volviéramos trece años atrás en el tiempo. Cualquier jugador daría lo que fuera por vestir la camiseta del Madrid, faltaría más. Pero aquí no estamos hablando de medianías, tampoco de proyectos de futbolistas por muy brillantes que sean. Aquí hablamos de Paul Pogba, un jugador franquicia que es, de paso, la petición que Zidane le hizo a Florentino para aceptar volver al cargo cuando el agua no le llegaba al cuello al presidente, sino más arriba.
Seguro que Van de Beek está feliz con la posibilidad de firmar por el Madrid. Seguro que sus agentes están más felices aún por que el nombre de su representado se vincule al del Madrid. Si el negocio sale, genial. Si no, dará igual, se habrá revalorizado. Todos salimos ganando. Incluido el Madrid, que cumple un doble propósito: aviso al United para que acceda a negociar por Pogba, un jugador que ya está a disgusto, y una posibilidad real si el francés no viene.
Pero hay otra pata del banco, Mino Raiola, representante de Pogba y un pez gordo del fútbol. No ha tardado en responder al movimiento del Madrid por Van de Beek. Hay nerviosismo, eso está claro. Que Pogba pudiera terminar en la Vecchia Signora sería algo milagroso. Simplemente, no tiene dinero ni para comprarle ni para pagar su sueldo. Pero es un sueño, una intención, y por tanto hay una base suficiente para tirar el globo sonda y presionar. Y aparece la portada de Tuttosport, editado en Turín. La jefa de Prensa de tantos años de la Juve, Enrica Tarchi, lo es desde este verano de Raiola... Fácil. En este mercado del fútbol donde los millones van y vienen como si fuera dinero de Monopoly hay pocas certezas. No me atrevería a decir si vendrá Van de Beek o Pogba al Madrid. A veces es difícil saber si te están utilizando. Sólo hay una evidencia, que Zidane no debe estar nada contento.