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Fervorín de Messi y golazo de Suárez

El Gamper, creado en1966 por Enrique Llaudet para homenajear la memoria del fundador del club, tomó pronto el sentido de ser el escenario en que se presentaban los nuevos fichajes. Tiempos todavía sin televisión o con muy poca, era ahí donde el socio culé los veía y los juzgaba. Ahora sigue siendo así, pero menos, porque ya se les ha visto en la tele y además en fechas tan adelantadas van pocos socios y muchos turistas. Pero tiene un nuevo sentido: escuchar a Messi. Todavía flotaba el recuerdo de aquello de la “Copa linda y deseada”, sueño derrumbado por la goleada en Anfield. “No me arrepiento de nada”, dijo, y renovó la apuesta.

Gusta Messi también en este papel. Aquel muchacho silencioso y huidizo ha asumido el papel de mandamás del club como algo natural y con todas sus consecuencias. Ayer se le vio ceñudo, pero decidido. Ceñudo, supongo, por el recuerdo de aquella copa linda y deseada que se escapó y también por la suspensión de tres meses de la Conmebol que le ha sobrevenido. La expulsión fue injusta, desde luego, pero en la queja se excedió mucho. En todo caso, se le vio firme y convencido en el elogio a la plantilla y en la reivindicación de las 8 ligas en 11 años, una barbaridad sólo ensombrecida por los éxitos europeos del Madrid.

No jugó. Estaba en su puro regreso de vacaciones. Sí jugaron los tres nuevos, Neto, De Jong y Griezmann, sin gloria ni desdoro. Neto recibió un gol tremendo, De Jong estuvo correcto y Griezmann jugó en punta, que no es lo suyo. Se movió mejor echado a la izquierda los pocos minutos que le tocó compartir con Luis Suárez que, por cierto, fue el que resolvió el partido con un golazo sobre la hora. Un bonito partido turístico, con muchas caras, algunas virguerías (Rakitic desempolvó el ‘regate del melocotón’ de aquel Paquito del Oviedo y el Valencia en los sesenta) y Riqui Puig recaudó aplausos. Una noche grata y otro Gamper que se queda en casa.