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La temporada pasada, tras la marcha de Cristiano Ronaldo, emergió Karim Benzema como auténtico líder del equipo. La catástrofe deportiva en el plano colectivo, seguramente no nos permite valorar con justicia lo que fue el rendimiento individual del delantero francés. Supo resolver sus carencias relacionadas con la irregularidad y con la indolencia para darles vuelta y de que manera. Su salto cualitativo en cuanto a la implicación, el esfuerzo y el liderazgo fue sustancial y se tradujo en el terreno de juego. Se convirtió en la referencia absoluta del ataque blanco ofreciendo tanto su versión asociativa, versión que hasta la fecha más nos había mostrado, como la de finalizador, pisando más área que ninguno de los cursos precedentes, incluso convirtiéndose en el mejor cabeceador de las grandes ligas en la 18/19. Asumió la responsabilidad y el reto de dar pasos hacia delante ante la ausencia de Cristiano y lo logró, pero se quedó muy solo. Para la temporada actual aterriza Hazard, un futbolista de super élite, contrastado y llamado a marcar grandes diferencias cerca del área rival, pero a estos dos se deben sumar muchos otros. Se necesita al mejor Isco, al mejor Kroos, Modric, Marcelo… A la espera del futuro de Bale y James, mas lo que puedan aportar los jóvenes talentos de la plantilla para intentar paliar la sequía de goles del año anterior. Responsabilidad de todos, no solo de los delanteros.