Mucho Keylor, muy poco Madrid
El Madrid cruzó el charco de regreso a Europa, después de patinar en la gira de Estados Unidos. A dos semanas del comienzo de la Liga, el equipo ha transmitido malas sensaciones, multiplicadas por el desastre frente al Atlético de Madrid, una de esas derrotas que abren heridas y no son fáciles de cicatrizar. En Múnich jugó ayer su primer partido europeo, un escenario diferente para un equipo que necesitaba nuevos estímulos. No los encontró ante el Tottenham. Sufrió una nueva derrota -el Madrid no conoce la victoria en los cuatro partidos que ha disputado- y ofreció señales preocupantes. Mejoró algo con respecto a las fechas anteriores, pero cometió toda clase de errores y distracciones.
Zidane modificó el dibujo, cambió el 4-3-3 por el 4-4-2, para liberar de obligaciones defensivas a Hazard, que no había cumplido con ninguna en los últimos partidos. Rodrygo se colocó a la izquierda, Lucas Vázquez a la derecha y se mantuvo el doble pivote habitual: Modric y Kroos. El nuevo módulo no mejoró el anterior. Al Madrid le cuesta atacar, depende del ingenio individual, que hasta ahora se ha manifestado muy pocas veces. Hazard decepcionó en Múnich. No generó nada interesante.
El medio campo fue igual de permisivo que en los últimos partidos. El Tottenham lo atravesó sin resistencia. Sin Casemiro apenas hay garantías defensivas. Tampoco le ayuda al Madrid el grueso número de errores que cometen sus defensas, tanto en el marcaje como en el manejo de la pelota. El Atlético de Madrid castigó una por una todas las concesiones de la defensa madridista. El Tottenham, también. Marcó Kane después de aprovechar un error de Marcelo. Le dio un pase de gol por intentar salvar el balón que se escapaba por la raya lateral.
Keylor no abortó el remate de Kane, que resolvió el mano a mano con suavidad y clase, pero detuvo media docena de excelentes remates del equipo inglés: tiros de media distancia, acciones de mano a mano, hasta algún desvío improcedente de algún jugador del Real Madrid. Se lució de tal manera que el debate ya está hirviendo. ¿Qué tiene que hacer Keylor Navas para recibir la consideración que merece? De los aficionados ya la tiene. De los dirigentes, bastante menos.
Al Madrid le faltó orden, un plan, algo que recuerde a un equipo medianamente cosido. Es pretemporada y eso sirve como coartada. El problema es que se parece mucho a la edición que fracasó el pasado año, con los mismos defectos, no corregidos hasta el momento por los nuevos, unos porque están lesionados y otros, caso de Hazard, porque no ha arrancado.
Se parece este Madrid al precedente en que sus dos mejores futbolistas en Múnich fueron dos de los pocos que salvaron la nota la temporada anterior: Keylor Navas y Benzema. El delantero francés fue el único que generó problemas a la defensa del Tottenham. Pochettino no tuvo inconveniente en cambiar nueve jugadores en el medio tiempo -varios de ellos juveniles o desconocidos en la Premier League- frente a un Madrid que regresó del descanso con todos los titulares. Dio igual, el equipo tampoco funcionó. Fue necesario el ingreso de Kubo, un jugador diferente, ingenioso, con un talento indiscutible, para que se viera algo atractivo.