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Monumentos en el agua: Dressel, Smith y Chupkov

Hay récords que trascienden el valor del registro superado, por la magnitud de la marca y por el nombre de sus autores. A esta categoría excepcional pertenecen los que batieron Caeleb Dressel (Estados Unidos) en los 100 metros mariposa (49.50 segundos), el ruso Anton Chupkov (2:06.12 minutos) en 200 braza y la adolescente Regan Smith (EE UU) en 200 espalda (2:03.35 minutos), tres récords monumentales protagonizados por nadadores destinados a marcar una época.

Caeleb Dressel no esperó a la final para acabar con el récord que Michael Phelps (49.82) estableció en los ya lejanos Mundiales de Roma 2009, ayudado por un bañador de poliuretano, prohibidos después del reguero de marcas que fueron cayendo por la mayor flotabilidad que daba a los nadadores. La magnitud del mordisco se aprecia en los tiempos del resto de semifinalistas. Los siguientes clasificados para la final, el ruso Andrei Minakov y el fenómeno húngaro Kristof Milak terminaron a 1:44 y 1:45 segundos del nadador de Florida. En términos comparativos, su marca habría servido para ganar la final de 100 metros libres en los Juegos de Los Ángeles 84.

Dressel, que en el pasado bajó el pistón después de sufrir un accidente de moto, logró el récord pocos minutos después de señalar el mejor registro en las semifinales de 50 libres. Cada una de sus apariciones invita a algo espectacular, algo que ocurrió de manera inesperada con Regan Smith, 17 años, no por la calidad de la joven y versátil nadadora estadounidense, sino por la brutalidad de su récord en los 200 espalda. Lo detentaba Missy Franklin (2:04.06), otro prodigio juvenil, desde los Juegos de Londres 2012. Nadie se había acercado a esa frontera en los últimos años. Regan Smith, que el próximo año ingresará en la Universidad de Stanford, mejoró tres segundos su mejor marca personal y dejó claro que es la nueva bandera de la natación estadounidense.