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El Tour tomó la decisión correcta

En toda mi vida como profesional, no recuerdo una etapa neutralizada por un corrimiento de tierra. Puedo entender la frustración de los ciclistas, sobre todo de aquellos que tenían posibilidades claras de escalar puestos en la general, pero creo que el Tour tomó una decisión acertada. No se podía llegar a meta sin poner en riesgo a los propios corredores. Surgieron las suspicacias, claro, pues el francés Alaphilippe, que habría perdido el podio, era el mayor beneficiado. No creo que hubiera de qué sospechar. Lo que no se puede juzgar es que la salud siempre está por delante de cualquier éxito deportivo. La organización hizo lo que debía y pienso que hay que felicitarlos. No es sencillo resistir a la presión de jefes de equipo y ciclistas, cuando las pulsaciones están por las nubes.

A pesar de ello, hay que quedarse con el espectáculo que ofrecieron los favoritos. El Ineos sabía que el amarillo pendía de un hilo y estiraron la cuerda. Se les puso de cara la carrera con la pronta retirada de Pinot, a causa de una lesión. Este era su rival a batir y, a las primeras de cambio, estaba fuera de combate. Sin la sombra del galo acechando, Thomas y Bernal atacaron sin miedo y rompieron la etapa. Era el momento y no dudaron. La suerte siempre sonríe a los que juegan a la ofensiva. Bernal es el que mejor está subiendo en esta edición y, con solo 22 años, tiene ya su primer Tour en el bolsillo. Tiene talento para marcar una época. Además, no deberá hacer frente a tres puertos al recortarse la etapa de hoy. Sólo a 59 kilómetros antes de dar un plácido paseo por París. Para ello, contará con la ayuda del equipo más potente de todos los que están en carrera, aunque no puede descuidarse, porque Kruijswijk y compañía no se resignarán.