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Dressel maquilla la decepción estadounidense

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Caeleb Dressel maquilla en Gwangju muchas de las carencias del equipo estadounidense, que ofrece datos preocupantes un año antes de los Juegos de Tokio. Dressel ganó ayer la espectacular final de 100 metros libres, el duelo más esperado de los Mundiales. Le esperaba el australiano Kyle Chalmers, campeón olímpico en Río 2016 y de nuevo en toda su plenitud. En 2017 fue operado de una afección cardiaca y no participó en los Mundiales de Budapest. Ahora se le vuelve a conocer como King Kyle.

Chalmers, 20 años, no tiene que aguantar el peso del arrollador y joven equipo australiano. En Budapest, Australia sólo ganó una medalla de oro. Obtuvo nueve en total, frente a 38 de Estados Unidos. En esta edición sus nadadores son casi incontenibles. Matthew Wilson igualó el récord mundial de 200 braza (2:06.67) en las semifinales. El equipo femenino de 4x200 (7:41.50)batió ayer el récord mundial, que databa de 2009, año del poliuretano.

Dressel ha logrado las únicas medallas de oro individuales del equipo masculino de Estados Unidos. Ganó los 50 metros libres y maravilló en la final de 100 libres, con un registro de 46.96 segundos, a cinco centésimas del récord que estableció el brasileño César Cielo en 2009. Plastificado, por supuesto. Dressel es el primer nadador que baja de los 47 segundos con un bañador textil.

La prueba fue un modelo de contrastes. Dressel aprovechó su fulgurante salida para cobrar una ventaja apreciable sobre Chalmers, más alto, de menor frecuencia de brazada. Como siempre, la respuesta del australiano tras el viraje fue abrumadora, pero no logró superar al campeón estadounidense. Aunque explosivo por naturaleza, Dressel no es un cohete efímero. Resiste y de qué manera. Aguantó la embestida de Chalmers y le derrotó por 12 centésimas para colgarse el oro.