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LA PIZARRA TÁCTICA

Cómo hacer frente a Estados Unidos

Ante el espejo en el que toda selección se quiere mirar, España se presenta en su desafío más difícil. La envergadura futbolística de Estados Unidos se alza en este Mundial. Nadie puede presumir de sus recursos en todos los registros del juego. Si en ataque es una apisonadora (35 goles en los últimos siete partidos), apenas se permite licencias en fase defensiva. El salto competitivo que precisa dar la Selección será importantísimo para poder plantar cara al equipo más laureado.

El combinado de Jill Ellis resulta incontenible cuando está afinado por el ritmo tan alto que imprime a los partidos. Juega a otra velocidad, con futbolistas de gran nivel técnico y una actividad insistente. Se establece con un 1-4-3-3 muy claro, acumula muchas jugadores en zonas ofensivas y ejecuta una presión asfixiante. España deberá atar en corto el descaro de Heath y Rapinoe en las costados, la claridad en el área de Morgan (o Lloyd) y las apariciones de las interiores Mewis y Lavelle desde segunda línea. Estados Unidos dibuja jugadas a pocos toques y con elementos muy distinguibles. Su facilidad para encontrar el cambio de orientación hacia el lado débil desajusta cualquier defensa. Las laterales y centrocampistas españolas del otro perfil no pueden desatender las vigilancias. Otra situación de riesgo es la llegada a la frontal del área que forzará a Patri Guijarro y Torrecilla a obstruir esa zona. Las de Ellis desequilibran por fuera y acaban la jugada con el centro atrás. Las transiciones funcionan como otro de sus argumentos acaudalados. Rapinoe y Heath poseen la virtud de saber dónde tienen que recibir y Morgan descarga con sus intervenciones entre líneas.

La presión alta, como en España, es otro de los rasgos de Estados Unidos. Las de Vilda pueden encontrar una salida cuando Horan se lanza y desocupa su posición en el medio. Jenni puede ofrecerse abriéndose a los lados. La circulación ha de ser viva, sino Estados Unidos logra abrasarte. El despliegue de Mariona y Alexia en las bandas apunta como otra solución. La posesión será más importante que nunca para España. El control del balón alejará a Estados Unidos de la portería de Paños y reducirá la distancia entre ambas selecciones. El precedente del amistoso de enero jugado en Alicante, en el que cayó derrotada por la mínima (0-1), resulta revelador en este sentido. España le disputó la posesión (49% por 51% de las norteamericanas) y moderó los ataques rivales (10 remates, ocho menos de su media). Esta realidad obliga a España a presionar con la misma intensidad que lo hizo ante Alemania para provocar el error y las pérdidas de las de Ellis. Gobernar después las segundas jugadas será otro paso necesario para llevar el encuentro a campo contrario. Aunque también destaca por su organización defensiva, Estados Unidos se descubre por el lado izquierdo dada la irregularidad de Dunn, que se pega demasiado a las centrales. España ya ha demostrado su capacidad para generar ocasiones, pero ahora debe materializarlas.