Los límites naturales del silencio
El caso que ha mantenido fuera de la Selección nacional de fútbol a Luis Enrique deja algunas noticias estimulantes sobre el género humano que se dedica a tareas tan conectadas entre sí como el fútbol y el periodismo. Habitados ambos mundos por seres humanos tentados por el cotilleo y la indiscreción, nadie ha ido más allá sin embargo en las especulaciones sobre las razones que han hecho que el entrenador se situara fuera del foco. Ese era su deseo, y la sociedad que nos concierne lo ha cumplido.
Ahora que ya no está Luis Enrique al frente de la Selección cabe felicitarse, como aficionados al fútbol y como parte integrante del oficio, de ese silencio que reclamó el respeto a la situación familiar vivida por el deportista asturiano. Ha sido emocionante el comportamiento de sus compañeros y ha sido sumamente elegante la actitud de los medios. Parece mentira que haya que subrayar ambos hechos tan estimulantes, pero es que la sociedad que rodea al fútbol (y a todo) tiende a lo contrario, en la era de las redes, herederas, por otra parte, de la vieja chafardería.
En el silencio que merece sus preocupaciones, cabe desear ahora que Luis Enrique vuelva, con buenas razones para celebrar su momentánea ausencia.