La Selección se va feliz de vacaciones

Tengo que confesar que yo desconfiaba de este doble duelo de la Selección, fuera de fecha, cortando las vacaciones, con mucho jugador desencantado tras una mala temporada y con el seleccionador todavía sin reincorporar y un servo mando al frente del operativo. Y sin embargo, ha salido fenomenal: seis puntos, 7-1 en el agregado y una sensación de enorme solvencia, tanto en las Feroe como en el Bernabéu, que para más felicidad tuvo un aspecto granado, desmintiendo la primera impresión de gradas muy vacías al principio. Todo ha transmitido la sensación de proyecto sólido en unas circunstancias que no acompañaban.

Del partido ante Suecia me gustaron varias cosas, aparte del resultado. La primera, que no saliera De Gea. Ha tenido suficientes oportunidades y no ha enmendado los borrones. Me siento más seguro ante la perspectiva de que el futuro de La Roja quede en manos de Kepa. Me ha gustado Fabián, muy solvente siendo un recién llegado. Me gustó el mando de Parejo, un jugador con criterio, jerarquía y panorama, que mueve los hilos. Me gustó Sergio Ramos, que tiene sus cosas fuera del campo pero al que, como a su amigo Piqué, nada le distrae cuando está entre las líneas de cal. Bien en el juego, en el penalti que marcó y en el que cedió.

Me gustó la insistencia en ir al ataque. España sacó cualquier cantidad de córners y disparó un montón de veces. Me gustaron Morata y Oyarzabal, que ofrecen alternativa a Rodrigo, tenaz pero sin suerte ayer, y a Iago Aspas, otros dos buenos delanteros. Otras cosas me gustaron menos. Isco pide el balón y se atreve, pero sigue con las luces apagadas. Peor fue lo de Asensio, que tuvo una aparición estelar en el Madrid hace ya 21 meses, pero sigue agotando el crédito que se ganó en aquellas gloriosas semanas. Hay cosas que mejorar en el ataque, hay que confiar en que Busquets se rehaga, pero todo parece estar en buenas manos.