Mbappé, un chico triste que pide ayuda

Kylian Mbappé es un chaval que debería rebosar alegría. Tiene 20 años y como lo cantaba el gran Charles Aznavour "mañanas llenas de promesas". Se ha convertido en una gran estrella y ya ha ganado un Mundial con Francia. Tiene a unos padres que le cuidan con amor y con inteligencia, que le alejan de malas compañías y su novia es una chica simpática y estable. Sin embargo, el delantero de moda del fútbol europeo no se siente feliz. Ha borrado de su cara la bonita y fresca sonrisa que siempre le acompañaba hasta ahora. Ya el pasado 27 de abril fue expulsado durante la final de la Copa de Francia, perdida por el PSG frente al Stade Rennais, por una agresión incomprensible a un rival en un partido donde había estado irreconocible. Y el pasado sábado, en la derrota de la selección de los Bleus en Turquía se volvió a ver a un Mbappé nervioso, egoísta y que perdió nada menos que veintidós balones.

¿Qué le ha podido ocurrir para que su vida se tiñese de color gris oscuro? No hace falta rebuscar mucho. Kylian el magnífico está preocupado por su futuro. Ya no aguanta su situación en París, ya no soporta los privilegios de Neymar (el favorito del presidente) ni los repetidos fracasos de su equipo en la Champions. Sólo piensa en el Madrid, en Zinedine Zidane, en el Santiago Bernabéu y en el Balón de Oro que un día ganará con la camiseta blanca. Se encuentra en la primavera de su existencia pero tiene prisa. Mucha prisa. Lo de fichar por el club merengue en el verano de 2021 no lo contempla ni un segundo. Quiere que sea antes. Querido Madrid… ¿le echas una mano?