Ramos y Salah: si se unen adiós a su cuenta pendiente

En esta vida el prestigio profesional se gana a base de trabajar mucho y bien y no conviene tirar por la borda lo que tanto sudor te ha costado. Ramos le ha hecho un jirón innecesario a un brazalete de capitán que hasta ahora cuidaba con mimo. El sainete en el que convirtió la rueda de Prensa en la que prometió amor eterno al escudo, le ha puesto en una situación complicada ante gran parte de la afición. Con todo lo que ha hecho por la institución y por la armonía del vestuario tiene crédito para que el culebrón chino quede en el olvido, pero a partir de ahora debe medir muy bien los pasos porque no se puede volver a permitir otra equivocación tan grosera. Florentino Pérez no ha tenido ni que romper a sudar para ganar un combate que el camero y su clan plantearon de una manera horrible desde el inicio y hasta el final. Sergio tiene la suficiente hombría y personalidad como para haber resuelto la situación pidiendo perdón. Todos tenemos derecho en un momento dado a plantearnos nuestro futuro personal y profesional. Lo que no queda tan bien es intentar echar la culpa al prójimo cuando has metido la pata hasta el corvejón. Una sonrisa fantástica no basta para tapar la realidad: los Ramos iban de farol y el presidente les quitó la mano a la primera.

Es evidente que Ramos ha metido la pata, pero tampoco ha matado a Manolete. Desde la acción fortuita que lesionó a Salah demasiada gente le tiene en el punto de mira. Pero no hay que confundir peras con manzanas. Espero que ganar la Champions haya enfriado el calentón del egipcio, que desde Kiev ha dado la sensación de tener una cuenta pendiente con el de Camas. El fútbol da muchas vueltas y no conviene ser rencoroso, no sea que vayan a coincidir en el Madrid y el capitán le tenga que explicar que es un tipo que comete errores, pero que antes se iría a China de verdad que lesionar adrede a un colega. Por muy bueno que sea Salah...