El adelantamiento invisible de Carlos Sainz

Solo si te fijas muy bien puedes ver lo invisible. Estaba en la sala de prensa de las 500 Millas de Indianápolis viendo la salida del GP de Mónaco. “Se han ido unos cuantos para allá cuando Alonso no se clasificó”, me cuenta Krista mi compañera de mesa, de una web especializada en Indy Car de Estados Unidos. La cosa es que me fije en la salida y vi como Carlos Sainz se quedaba por detrás de los dos Toro Rosso, salía tras Kyvat y le pasó Albon. Pero también me fije en que terminaba la primera vuelta por delante de los dos coches de su antiguo equipo. Así pude ver lo invisible.

Lo que solo vieron los que se fijan en lo que hace Carlos Sainz porque por las imágenes de la realización de televisión no se vio. O apenas, quizá en España lo repitieran. La cosa es que tuvo que ser el propio Carlos el que reivindicara esa pasada en la rueda de prensa con nuestro compañero Balseiro en Mónaco y después en sus redes sociales. Había sido el adelantamiento invisible.

Carlos lo mostró y después llegó la complicidad de todos los medios, sobre todo españoles, al ponerlo en nuestras webs etc... pero fue una prueba más de cómo los deportistas siguen necesitando a los deportistas. A la inversa está claro y todos los deportistas lo saben bien. Es y será siempre una relación reciproca, a veces de amor-odio, pero necesaria.

Nosotros contamos sus hazañas porque si no fuera así serían invisibles y ellos protagonizan esas hazañas que merecen ser contadas. Los campeonatos también tienen sus televisiones y sus imágenes y enseñan lo que les interesa, de momento un pasada jugándosela y a milímetros de las ruedas de sus rivales, de Carlos Sainz, no les interesa mucho. Tranquilos. Llegará el tiempo... Y a Sainz solo le hará falta gritar en la pista.