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Atacar, atacar y volver a atacar

La Operación Remontada del Movistar se consumó con la maglia rosa de Richard Carapaz, después de tres días trepidantes de Giro. La montaña ha volteado la general con un muestrario de ciclismo de ataque, que es el ciclismo que conduce a la victoria y seduce al público. Primoz Roglic ya no va a ganar sin bajarse del autobús, como parecía predestinado en los pronósticos. Tendrá que inventar algo más. Esta vez no fue el turno de Mikel Landa, protagonista de las dos etapas anteriores, sino de su compañero Carapaz, que también había lucido en modo invisible. Mientras que Landa recortaba 1:37 en su hachazo del viernes, el ecuatoriano entraba a sólo 18 segundos del vasco en una cabalgada ignorada por la televisión. Este sábado se intercambiaron los roles. Carapaz se exhibió en solitario y Landa hizo de secante. Los dos van súper hacia arriba.

Carapaz ya ganó una etapa y acabó cuarto en 2018. En esta edición ha dado otro salto, con dos victorias y el rosa, de momento. A sus 25 años ha logrado un hito para Ecuador, que se coloca en el mapa del ciclismo. Este escalador quería triunfar desde un país con menor tradición y buscó las catapultas que le han lanzado a los grandes eventos: primero, en Colombia, y luego, en España. Aquí lo hace en las filas del Movistar, que se ha convertido en el equipo de Hispanoamérica. Ya ha vestido la maglia rosa con cuatro nacionalidades: Nairo Quintana (Colombia), Andrey Amador (Costa Rica), Beñat Intxausti (España) y RIchard Carapaz (Ecuador). Ahora afronta lo más complicado: aumentar la ventaja, conservar la prenda hasta Verona y gestionar la bicefalia con Landa. Pero ya conocen la mejor estrategia: atacar, atacar y volver a atacar.