Landa devora en la montaña

Un mordisquito del jueves y una dentellada del viernes, ya suman un bocado de dos minutos devorados a Primoz Roglic en los dos primeros menús de montaña del Giro. La fe en el Landismo aumenta. La remontada está en marcha. Mikel Landa volvió al ataque con valentía y se ha metido de pleno en la pelea. Su intención es continuar con ese martilleo, al estilo de Pedro Delgado en los Tours de los 80. “Si tengo fuerzas, seguiré así hasta Verona”, dijo tras su segundo golpe a la general. Tiene equipo, como vimos en esta jornada con Carretero, Amador y Rojas, y otros días con Pedrero y Sutterlin. También está creciendo su lugarteniente Richard Carapaz, que puede discutirle los galones. El ecuatoriano no gozó de la atención de las cámaras, pero su arrancada resultó casi tan efectiva como la del vasco. El Movistar se sale.

Fue una etapa de remontadas. Más allá de Landa y Carapaz, también han entrado de lleno en la gresca Zakarin y Mollema, que ya están a menos de un minuto del liderazgo virtual de Roglic. El esloveno, de momento, corre a la defensiva con la calculadora, pero tendrá que plantearse algo más que marcar a Nibali si quiere ganar este Giro. De esa puja desaparece Simon Yates, tan ogro que parecía a tenor de los análisis previos. Igual que Superman López, zarandeado por una inoportuna avería. Del colombiano, al menos, sabemos que tiene buenas piernas. El escenario del Giro se ha abierto, ya nadie piensa en ese paseo de Roglic que pronosticaban las apuestas, ni mucho menos de Yates. El ciclismo de las grandes vueltas es un ciclismo de fondo. Y más en Italia, donde pegas un pisotón al suelo y te brota una montaña.