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La incógnita de la Final Four

Acoger una Final Four en una ciudad pequeña es una incógnita. Acostumbrados a Moscú, Atenas y Madrid, hay que ver si las infraestructuras de Vitoria pueden sostener el desembarco de la Euroliga. El ambiente en el Buesa fue in crescendo. El derbi turco no ofreció un aforo completo, pero los aficionados blancos llegaron de forma escalonada y, al final, casi se llenó. Más de 3.000 seguidores del Madrid dieron un tono especial, porque los rusos se han desplazado en un número mucho menor. Los aficionados del Fenerbahçe eran los que estaban dando más color a la ciudad. El primer día de competición salió gris y lluvioso, por lo que la actividad de la calle se resintió. La organización espera que el tiempo mejore y que los actos que se celebran por la ciudad tengan más brillo. En la Virgen Blanca hay un 3x3, en Mendizorroza el torneo júnior, en la Plaza de la Provincia conciertos, en Matxete deporte rural vasco y en Santa Bárbara degustaciones de vino y gastronomía.

La ciudad se vuelca y los organizadores merecen un resultado histórico. Y eso que el Baskonia no pudo clasificarse para su Final Four. Un par de cosas que sí hay que denunciar son los precios abusivos de las habitaciones en determinados hoteles y el deseo de algunos aficionados de revender abonos. Muchos de ellos se los han tenido que comer. Literalmente.