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¿En qué idioma te lo digo?

A lo largo de los dieciocho años que he pasado cerca de Zidane en mi papel de contador del fabuloso destino del jugador y entrenador francés, he tenido un par de broncas con él. Y les puedo asegurar que este señor muy humano y muy simpático puede llegar a ser muy duro cuando algo no le gusta. Su autoridad natural resalta rápidamente cuando la ocasión es importante. Su frialdad impresiona y congela al que tiene enfrente. Por todo ello no me gustaría estar hoy en la piel de Gareth Bale. Es evidente que mi compatriota le ha puesto la cruz al jugador galés y que no tiene ningún hueco en el renovado proyecto deportivo que está preparando para la temporada que viene. Sin embargo parece que Bale no entiende, o mejor dicho finge no entender, la desesperada situación en la que se encuentra.

Así que Zizou está cogiendo el toro por los cuernos y está mostrando una firmeza y una contundencia todavía más grandes que las que tuvo en su tiempo con el colombiano James. Zidane no soporta la injusticia y siempre va a apostar por los que son dignos de la camiseta blanca. Y castigará a los que no demuestran el compromiso adecuado. Bale se tiene que marchar del Madrid sí o sí y el técnico merengue, reforzado por su vuelta mesiánica al banquillo, le está mandando mensajes muy claros al jugador galés. ¿No comprende las palabras? Pues le enseña el camino de la salida con gestos más que contundentes, como su ausencia de la convocatoria frente al Villarreal y la Real Sociedad. Ojalá Bale se dé cuenta a tiempo y no manche su historial madridista con un divorcio feo y dilatado.