Invitaba Rubi en la previa a disfrutar del camino, en un arrebato casi machadiano, y —aunque ciertamente el partido en Butarque no fue el más vistoso de la temporada— pudo disfrutar el perico como hacía tiempo que no sucedía. Con esa adrenalina que da estar jugándose algo bonito. “La vida es aquello que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”, decía John Lennon, que formaba parte de los cuatro de Liverpool pero que obviamente desconocía a este Espanyol de Rubi. Y a Borja Iglesias, una máquina de hacer goles: la alegría de la afición blanquiazul por cada uno que suma, y ya van 17 en el curso de su estreno en Primera, es proporcional al interés que suscita entre clubes de media Europa. Igual al ‘Panda’ no le hace falta cambiar de equipo para pasearse por el viejo continente.

La tarde fue de fútbol añejo. El escenario, un Butarque otrora estadio de Segunda B, ayudaba. Tarde de transistores, como aquella del gol de Coro que podría emularse también ante la Real Sociedad el próximo sábado pero sin aquellos objetivos dramáticos, y también de Youtube, como mandan los tiempos, con el Espanyol B acercándose sorprendentemente al playoff de ascenso a Segunda A. También fue una tarde, en el primer equipo, de una tranquilidad casi sospechosa, con el 0-2 y sin sufrimiento ni sustos en los instantes finales. Con el ‘Panda’ atento para marcar a un rechace como en la primera vuelta. Y hoy, a la vuelta del primer equipo a Sant Adrià, será una mañana para ir despedazando los papeles que se colgaron en el vestuario. Porque el Espanyol ya tiene 50 puntos. Y disfruta del camino.