Landa es una buena apuesta

El equipo matinal de As que coordina David F. Sanchidrián planteó el martes una simpática información, en la que equiparaba la apuesta que metía al Liverpool en la final de la Champions con otras cuotas deportivas del mismo nivel, en torno a 17-1. La comparativa arrojaba como apuestas de idéntico riesgo que Max Verstappen ganara el Gran Premio de España de Fórmula 1 en Montmeló, que Kei Nishikori se impusiera en el Mutua Madrid Open, o que Mikel Landa conquistara el Giro de Italia, entre otras. “¿Qué piensas de que no se te incluya entre los principales favoritos a la victoria?”, le preguntaron al día siguiente a Landa durante la presentación del Giro en Eurosport. Con cierto retintín, tan característico en él, respondió: “No creo que por no estar en la lista de favoritos, Roglic me vaya a dejar dos metros”.

Primoz Roglic, ya que lo cita, aparece como el principal candidato al rosa tras su reciente exhibición en Romandía, justo por delante de Tom Dumoulin y Simon Yates. Landa se paga a 17, cierto, pero eso equivale al sexto aspirante, lo que tampoco está tan mal. Quizá lo mejor que le pueda pasar es salir de Bolonia sin esa presión externa, porque justo así es como ha ofrecido sus prestaciones más óptimas. Emergió en el Giro 2015 cuando nadie le esperaba, se codeó con Alberto Contador, terminó tercero, y no avanzó más porque le frenaron en el Astana en favor de Fabio Aru. Algo similar le ocurrió en el Tour 2017, donde sirvió a Chris Froome y finalizó cuarto. En Italia aterriza como jefe indudable del Movistar, pero con poco ruido alrededor. Y ya saben cómo acabó el Liverpool. Es una buena apuesta.