Cuando hablamos de una urgencia médica, el tiempo es fundamental, tanto para salvar la vida como para reducir las secuelas. Y en el caso de Casillas, la actuación inmediata de los médicos del Oporto ha sido sobresaliente, ya que no han dudado ni un momento, ni cuándo, ni dónde debían de trasladar al jugador, ya que era una situación extremadamente rara en el deporte en general y en el fútbol en particular. Cuesta encontrar un caso análogo en la literatura médica deportiva.

Un infarto agudo de miocardio es la obstrucción repentina de una o varias arterias que irrigan el músculo cardíaco. Cuanto más tiempo vuelva a recibir sangre el músculo afectado, mas células del tejido muscular miocárdico van a morir. Y se calcula que al cabo de algo más de dos horas, la muerte celular se hace ya irreversible, dañando al músculo cardíaco y pudiendo alterar de forma considerable su funcionalidad. El tratamiento habitual en estos casos es la colocación de uno o varios stents, en la zona afectada, con lo cual la revascularización ha sido prácticamente inmediata.

Si el tiempo de actuación es muy rápido, como ha ocurrido en el caso de Casillas, lo más normal es que no haya habido lesiones importantes a nivel del músculo cardíaco, con lo cual la funcionalidad del corazón no se resentirá en el futuro y podrá realizar una vida rigurosamente normal en todos los aspectos, incluido el deportivo. Eso sí, hay que ser cautos, ya que el daño cero no existe nunca en estos casos. Ahora, el periodo de recuperación estará entre uno y dos meses, al cabo de los cuales se le realizarán todo tipo de pruebas funcionales y fisiológicas para ver el estado y funcionalidad de su corazón.

En cuanto a la incógnita deportiva, yo personalmente creo que no va a existir, ya que aunque su corazón funcione perfectamente y él se encuentre bien, la lógica le va a decir que su vida deportiva tan fructífera en todos los aspectos está llegando a la recta final por la propia edad y no merece la pena arriesgar su vida, ni el futuro de su familia.