70 minutos con Brahim

Acento malagueño. Esa tierra tiene algo especial. En Fuengirola nació Juanito, mito y leyenda. En Arroyo de la Miel lo hizo Isco, uno de los grandes protagonistas de la Duodécima y la Tredécima. Y en Málaga capital nació Brahim Díaz, un genio anda suelto. En el sopor del Coliseum, con un partido trabado y destinado a cubrir un triste capítulo más de este Madrid errante que está terminando el curso como buenamente puede, irrumpió el descaro adolescente de este chaval que juega como si estuviera en las callejuelas del barrio. La pisa, hace roulettes con caño incluido, se inventa sombreros de espaldas, hace ‘repiquetes’ con la pelota cosida al empeine de su bota, encara en el uno contra uno como si fuese Hazard... En suma, este crío que el 3 de agosto cumplirá 20 años se ha convertido, casi sin quererlo, en una nueva esperanza blanca. Ya me imagino el próximo curso con Hazard, Vinicius y Brahim poniendo el Bernabéu patas arriba con sus diabluras. Por eso, cuando Zidane le quitó en el minuto 70 me quedé afligido, melancólico, casi sin ánimo. El malagueño nos había alegrado la velada. Pero estaba agotado, lógico por la falta de minutos que ha tenido desde su llegada en el mercado de enero. La afición le ha tomado la matrícula. Este nos vale. Ojalá que Zidane piense lo mismo. ¡Atrévete!

Eurogetafe. El 0-0 puede verse como un resultado pobre para un equipo como el Madrid, pero ojo que estamos en la jornada 34 y el Getafe jugaría la Champions si el Campeonato se acabase hoy mismo. A la tropa acorazada de Bordalás nadie le ha regalado nada. El entrenador alicantino está obrando un milagro. Con una plantilla construida con mucha imaginación, sobrada sabiduría futbolística y escaso dinero está logrando competir con fiereza y sin que nadie puede quitarles ni una coma. El Getafe se merecería acabar cuarto y jugar la próxima Champions. Sería el premio a la constancia, al compromiso innegociable y la pasión por tu profesión. Juegan con entusiasmo por igual los veteranos y noveles. Debería aprender de ellos Kroos. Sólo jugó, por decir algo, un cuarto de hora. Salió pasotilla, frío, como si con él no fuera la cosa. En una contra del Getafe se quedó parado en el repliegue. Entiendo que Zidane le quiera cambiar por Pogba. El alemán nos dio mucho en las gloriosas tres Champions seguidas, pero este año se lo ha tomado sabático. Y en el Madrid no hay escondites, Toni...

Pura vida. Le llegaron dos veces a puerta, pero eran dos remates claros de gol. Y allí apareció el tico con dos vuelos magníficos sacando dos manos felinas. Es el guardameta de Zidane. Cierto que Courtois es un porterazo, pero va a tener que currárselo mucho para derrocar al costarricense. Hay debate.

El futuro. Ya sólo quedan por arrancar cuatro páginas de este tortuoso calendario en el que los de Zidane ven pasar la vida con mucha frustración y poca ambición. El domingo toca Vallecas y ahí tendrá Benzema otra bala para igualar el récord de Quini, Kodro y Messi. Nos quedan las migajas para consolarnos, pero no nos queda otra. Al menos la afición se ilusionó con Brahim. Me lo dicen mis amigos de la peñas de Archena (Murcia), Cervantina de Argamasilla de Alba (Ciudad Real), Porriño (Pontevedra), La Safor-Gandía (Valencia) y Cogollos de la Vega (Granada). Y no me olvido de Pedro Redondo Vallejo, gran madridista y paisano mío, de Villarrubia de los Ojos, que nos ha dejado con 90 años cumplidos.