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Rins, el talento de un piloto que lo tiene claro

Hace nada, hace poco más de un mes, Álex Rins soltaba en este mismo diario una frase que dejaba muy claro su carácter: "Es obvio que quiero ganar el título y quien diga lo contrario que se dedique a las canicas". Así, sin más aderezo. A sus 23 años, el piloto barcelonés tiene claro que en MotoGP puede llegar el título mundial que se le resistió en las dos categorías menores del campeonato: el de Moto3, en 2013, y el de Moto2 en 2015. Y la sonrisa de Davide Brivio, el jefe del equipo Suzuki, siempre cómplice, parece decir 'este chaval sabe bien de lo que habla'.

Hace seis años, en su visita a la redacción de As, Álex me sorprendió por su entereza y convicción. Acababa de ver cómo el título de Moto3 se le escapaba en la última curva de la última vuelta del Circuito Ricardo Tormo de Cheste. Un duro revés. Negaba estar decepcionado aunque, a toro pasado, reconocía que debería haber tirado más de freno al adelantar a Maverick Viñales, a la postre el campeón.

Hoy, sin embargo, en el Circuito de Las Américas, Álex lo hizo todo bien. Aguardó a que los neumáticos alcanzaran su estado óptimo, no se precipitó en atacar a Valentino Rossi cuando parecía tener ritmo para ello y superó finalmente al italiano en la parte más delicada del trazado. Tras las enlazadas que el propio Hermann Tilke, el padre de la criatura y de tantos otros circuitos alrededor del mundo, dijo que estaban inspiradas en las famosas Becketts y Maggotts de Silverstone. Batir al nueve veces campeón del mundo ahí, en esa zona. Al ídolo de su niñez. Casi nada.