Nadal es cabeza de cartel
Roger Federer es, posiblemente, el mejor tenista de la historia. Escribo ‘posiblemente’ porque siempre hay que poner un asterisco a estas afirmaciones: es difícil y osado comparar a jugadores de diferentes épocas. Y Rod Laver podría entrar en este debate. También porque, como el propio Federer sabe bien, hay dos agujeros en su trayectoria profesional que impiden sentenciar, categóricamente, que es el más grande. La primera es que Roger, a pesar de su deslumbrante palmarés, tiene un balance negativo respecto a sus dos principales rivales coetáneos: Rafa Nadal (23-15) y Novak Djokovic (25-22). Y la segunda es que nunca ha sido capaz de batir a Nadal en la tierra batida de Roland Garros, mientras que el español sí destronó al suizo en su jardín de Wimbledon. Ambas cosas penalizan su reinado universal.
He desempolvado estos datos porque este domingo empieza la temporada de tierra en Montecarlo, que Nadal ha ganado ¡11 veces! Y unos días antes, la ATP lanzó un cartel promocional en el que Federer ocupaba el foco principal, mientras que Rafa, dueño de todos los récords en estas pistas, y Novak, el actual número uno, figuraban en un segundo plano. Fue un menosprecio de la ATP hacia el jugador que más ha honrado la tierra batida, a la par que un exagerado tributo a otro que en los dos últimos cursos se ha ausentado de los torneos de polvo de ladrillo para no acumular esfuerzos a su longeva edad de 37 años y, de paso, para rehuir de Nadal, de quien se sabe inferior. El clamor de los aficionados fue tan notorio en contra del anuncio, que la ATP rectificó al día siguiente y puso a cada uno donde se merecía. Nadal es cabeza de cartel.