Un gol, eso es lo que busca todo el que visita en Champions, y el Barça lo tuvo rápido, en un estupendo pase de Messi a Luis Suárez, que cabeceó desde el segundo palo; el balón no iba a portería, sino paralelo a ella, e incluso pienso que quizá la intención de Luis Suárez fuera que la jugada la acabara Coutinho, pero el balón rozó en Shaw y se fue dentro. Coutinho se quedó sin gol, que bien le hubiera venido, pero el Barça sí lo tuvo. De ahí en adelante no pasó mucho. El Manchester es un concurso de fortachones, lo fía todo a la estatura y el músculo, pero el fútbol no está ahí. Eso ayuda según cuándo y en qué, pero lo primero es jugar la pelota.

Y la pelota la jugó el Barça a ratos. Se dibujó en su versión nostálgica, con Arthur pretendiendo fungir de Xavi y Coutinho de Iniesta, pero no son lo mismo, claro. Arthur maneja la pelota, pero no el partido. Hubo algún rato en el que se vio a Busquets angustiado, remando en mar abierto ante las acometidas de los cachas del United. Valverde acabó por sacar a Sergi Roberto y Arturo Vidal por Arthur y Coutinho y así restableció la situación. Luego, todo fue tocar y mover hasta el final. El 0-1, y sobre todo este Manchester, que lastima el recuerdo del primero que vi, con Best, Law y Charlton, pone muy cerca la semifinal.

No tan cerca le queda a Cristiano, y eso que él hizo lo suyo, con un cabezazo en plancha que supone su gol número 125. A él esta competición le pone, lo que no le ocurre tanto a Messi, que sin jugar mal no hizo un partido como los últimos que venía ofreciendo. Pero el Ajax empató, a la vuelta del descanso, en una melonada de Cancelo y además el Ajax no es el United. El Ajax tiene manejo y mucho peligro arriba, como muy dolorosamente comprobó el Madrid en su momento. La eliminatoria queda más abierta, aunque con ligera ventaja de los de Cristiano. La final que más me apetece, Barça-Juve, Messi-Cristiano, todavía es posible.