La posesión vacía de España

Una España sin gracia abrazó un triunfo funcionarial que atenuó el poso positivo que había dejado el arranque ante Noruega. Esta vez no fue una cuestión de pegada. A la Selección no le acompañó el juego. Su toque aburrido desde el inicio anunció lo que sería el partido. Tuvo un dominio monótono, falto de ritmo y continuidad en las combinaciones, que no desajustó del todo la defensa numantina de Malta. La selección isleña dispuso dos filas de jugadores alrededor de su área, en apenas cinco metros de distancia, y no se descompuso, una virtud en un rival de tan poca sustancia futbolística. España apenas generó ventajas individuales y mantuvo una posesión plana (83%). 

La alineación provocó que España se proyectara más por el lado derecho. Sergi Roberto, Asensio y Canales canalizaron la mayoría de los ataques y la entrada de Jesús Navas aceleró las acometidas. En la otra banda, Bernat no produjo por delante de Gayá, sobre todo cuando picaba en el interior, una zona en la que sus registros no lucen. Muniain dio más sentido a la ofensiva. España sólo apagó la resistencia de Malta a partir de jugadas aisladas asentadas en una toma de decisiones más arriesgada como fueron los balones servidos por Mario Hermoso y Jesús Navas a Morata en los dos goles. Si algo bueno proporcionó la tediosa noche de La Valeta, fue la efectividad del delantero. Es lo mejor que se trae España de Malta.

Rompe líneas

Fue el único balón a la espalda de la defensa de Malta en busca de Morata. El delantero se intercaló entre Caruana y Muscat y arrancó hacia portería tras un envío medido de Mario Hermoso.