Los cambios de Luis Enrique
Somos unos haters. No nos gusta nada de lo que hace Luis Enrique. Sabemos tanto de entrenamientos que el andamio es de chirigota, si los lleva a los juegos de escape o al láser no sé qué es una pérdida de tiempo. A Del Bosque se le crujió por no hacer el cambio generacional, por llamar a los de siempre, ahora lo intenta Lucho y le pedimos que se decida ya por un grupo, sea el que sea pero ya. Menos mal que hoy empieza lo serio. Vamos a juzgarle por si se juega bien a fútbol o un pimiento, como en el pasado Mundial. Que después de muchos años dándole al jamón del que brilla, llevamos ya demasiado tiempo dándole a la mortadela. La situación exige cambios, nuevo método, por rocambolescos que nos parezcan.
La hora de la verdad. La realidad demuestra con hechos contundentes que el boom del fútbol femenino de este país es imparable en dos de las tres áreas más importantes. En lo deportivo, por primera vez, podemos clasificar a un equipo en semifinales de la Champions, la selección afrontará en junio su segundo Mundial sabiéndose capaz de derrotar a una campeona de Europa como Holanda o dar la cara ante una superpotencia como EE UU, somos campeones y dominantes en las categorías inferiores, las licencias se multiplican exponencialmente. En lo social, el récord mundial de asistencia del Metropolitano fue apabullante, como lo fue el superado de San Mamés, pionero a comienzos de siglo. La gente responde, y más que lo hará en el Camp Nou si se celebraran allí las hipotéticas semifinales, ojalá. Falta un tercer pilar, los despachos. La línea entre la buena intención, salir en la foto, el conflicto de intereses y las guerras intestinales que se arrastran de otros conflictos es demasiado fina. Que el funambulista no se caiga. La semana que entra será muy importante para desenredar el conflicto. Se trata de alcanzar unas mínimas condiciones profesionales, una red muy elemental para saltar a un campo con garantías. No olvidemos que la gran base de nuestras futbolistas lucha, simplemente, por poder sin mileuristas. Ellas se han ganado su futuro, de sobra, no lo enfanguemos.
Domingo de derbi. Mañana en Gijón se juega uno de los derbis más pasionales de nuestro fútbol. Tiene identidad propia, un carácter especial que cada edición recae más en la grada. Los que siempre llevan la misma bufanda, los que están últimamente más a las maduras que a las duras. Y es que cada año se da menos asturianidad en el verde. Apenas tres o cuatro serán titulares sumando ambos onces. No más. Resulta llamativo ya que en el Requexón y Mareo siempre se trabajó de cine, especialmente en épocas de crisis. Dos escuelas que dejaron de producir, supongo que sería fruto de un debate muy profundo. Más allá de que Quinis y Cazorlas salen muy de ciento en viento. En cualquier caso, en lo deportivo ambos llegan en buen momento, creyendo en que el playoff es posible. Que gane el mejor.