Atlético: toca apelar al orgullo y al honor

El fútbol mueve pasión e ilusión y después de estos fatídicos días donde empezamos soñando en Neptuno con un gran resultado de ida ante la Juve y posibilidad de ganar en San Mamés a expensas de una salida difícil para el Barça en el Villamarín, los atléticos se han quedado sin pasión ni ilusión para este curso. El sueño de Neptuno dará paso a largas semanas de despachos, donde los ciclos e idas y venidas empezarán a ganar todo el protagonismo por esta inesperada travesía por el desierto durante 10 semanas. Por ello cuesta hablar de un partido cuando se cambiaron las ilusiones por las conclusiones definitivas: la temporada 18-19, salvo milagro, está prácticamente chapada. Pero el Atlético debe pelear hasta el final.

En San Mamés pudimos ver en el primer tiempo un equipo tocado en lo anímico tras lo de Turín. Los rojiblancos a pesar de jugar con Morata y Costa arriba, no encontraban a su brújula entre líneas. Griezmann es un futbolista imprescindible, pero jugando detrás del punta y en el primer tiempo jugó acostado en banda derecha, donde su influencia es menor.

Meritoria y acertada fue la puesta en escena del Atlético en el segundo tiempo, donde tras jugar en rombo se hizo merecedor de un premio mayor. Pero el gol de Williams fue un directo en el mentón que no era de granito tras lo de Turín. De este VAR, con un protocolo injusto, prefiero rendirme y no incidir más, a pesar de que el penalti de Griezmann fuese como un piano. Claro, que de nuevo ellos, los de la sala VOR, lo vieron de color grisáceo.

Aunque el fútbol lo mueva la pasión y la ilusión y en esta semana fatídica nos hayan arrancado la ilusión de cuajo en Turín y en Bilbao, no dudo que estos jugadores que nos hicieron saborear el paraíso, tirarán de orgullo y honor para acabar la temporada con dignidad. Todavía hay alicientes como volver a quedar por delante del Real Madrid en LaLiga como la pasada temporada. Y para ello hay que seguir luchando como hermanos.