Esto es la Felizidane

Ha vuelto. En las cercanías del Bernabéu se respiraba otra atmósfera en las horas previas al partido con los celestes. Un sol radiante con una temperatura más propia de junio (25 grados), unas 10.000 personas más de las habituales en los partidos ligueros de la lánguida era Solari (de los 54.000 habituales a los 65.000 de hoy) y un comentario común entre los aficionados: "Con Zidane hemos recuperado la sonrisa". Su sola presencia ha tenido un efecto balsámico en una afición que estaba en fase depresiva y que ahora se mueve en ‘modo esperanza’. Tiene algo este marsellés de mirada clara y sonrisa profidén. Destierra los malos rollos, positiviza las cabezas de los que le rodean y consigue hacernos creer a todos, con bastante razón, que la vida no es tan mala como la pintan. Con Zizou recuerdas las noches mágicas de Milán, Cardiff y Kiev, y te olvidas de la semana trágica de los dos Clásicos y del batacazo europeo con el Ajax. Con Zidane ves una nube de fotógrafos esperándole en el banquillo, casi como si fuese una de esas estrellas del rock que Sergio Ramos invitará a su boda del próximo 15 de junio. ZZ está de vuelta y se nota. De hecho, ganamos el partido, algo que ya se nos estaba olvidando en el Bernabéu (el último triunfo en casa se remontaba al 3-0 al Alavés, el 3 de febrero). Esto acaba de empezar, pero lo hizo con el pie derecho y sin fisuras.

Voló Keylor. Tras la atronadora ovación que recibió Zizou al ser nombrado por la megafonía en la hora de las alineaciones, el mayor aplauso se lo llevó Keylor. El tico regresaba a la titularidad. Toda una declaración de intenciones. Sólo le llegó una vez con peligro el Celta. Pero lo hizo de forma providencial. Su paradón al cabezazo de Maxi Gómez fue una fotografía llena de plasticidad. Courtois deberá esperar. El tico ha hecho lo propio durante meses sin abrir su boca. Llega su turno. La portería del Madrid está en buenos guantes con dos guardametas de talla mundial. ¡Pura vida!

El abrazo. En Butarque, Solari cambió a Isco y los dos ni se miraron, escenificando su divorcio negándose a darse la mano siquiera. El terapeuta Zinedine logró que todo mutase. El malagueño marcó el gol importante, el que abre la lata, y acto seguido se consumó el cambio. Isco se abrazó a su nuevo jefe, el mismo que en 2017 y en 2018 le dio la titularidad en las finales triunfales de Cardiff y Kiev. Bien.

Oh, Gareth. Jonathan Barnett, el agente que habla sin parar, le está haciendo un flaco favor a su representado Bale con sus declaraciones. Pero a Zizou no le cambia el paso. Le da la titularidad a Gareth para que se reivindique y este devuelve el gesto con un gol con su pierna mala (la derecha). El gol número 102 con la camiseta blanca, superando los 101 de Bam Bam Zamorano y a sólo dos de Ronaldo Nazario. Quién lo diría....

A por los 30 de 30. No me he vuelto loco. Simplemente, hay que intentar ganar los diez partidos que restan de Liga para acabar lo más arriba posible. La altura exacta de “arriba” dependerá de los pinchazos que acumulen Barça y Atlético. Por el Madrid que no quede, como me recuerdan los peñistas de Segorbe (vinieron 35 al Bernabéu), El Bierzo, Villafranca de los Barros, mis paisanos de Manzanares, la peña El Plaza de Burgos y mi colega rumano Julian, que ama a Zidane. “Lloré en 2006 en su último partido con el Madrid y lloré el 31 de mayo cuando dimitió. Me ha recuperado la ilusión”. Esto es la Felizidane.