El palo de Turín demostró que el Cholo no es infalible

Fueron mucho más crueles y dolorosas las derrotas en las finales de Champions que la eliminación ante la Juve (eso es sentimiento, no opinión). Pero es cierto que entre mis mayores desilusiones la eliminación del martes está en el top-3. Y no porque te pudiese eliminar un equipazo como la Juve, sino más bien por las formas en que se cayó. Siendo un equipo irreconocible en personalidad para crear, blando en las disputas e incluso en algún movimiento del Cholo para contrarrestar los problemas que creaba Allegri con su guión. Los italianos lo tuvieron claro desde el principio. Emre Can, en salida, se convertía en tercer central y con los carrileros abiertos, Spinazzola y Cancelo, a los juventinos no les preocupaba elaborar buscando con centros laterales a los dos tanques, Mandzukic y Cristiano, intentando coger en superioridad física a Juanfran o Arias. Alabamos al Cholo por la obra maestra de la ida, donde los cambios de Lemar, Correa o Morata desarbolaron a los turineses y el martes eché en falta contrarrestar lo que una y otra vez hacía la Juve. Sé que los videntes del pasado lo tenemos a huevo analizando los partidos a toro pasado, y que la injusta tarjeta de Costa o el error mayúsculo de Thomas en una innecesaria tarjeta nos debilitaba, pero esperaba alguna decisión del Cholo que incomodase a sus carrileros y tanques a centrar y rematar. No sé, una posible línea de tres sumando a Savic y dejando a Saúl y Juanfran o Arias en duelos al hombre con sus carrileros, algo que no los incomodase y despejar esa sensación que tuvimos que en cualquier momento marcasen. Porque es cierto que hubo más sensación que ocasiones claras de la Juve. Hacer el equipo estrecho ante el Manchester City o el Barça es lógico, pero darle las bandas a la Juve supuso darle ventajas para poner centros a CR7 y Mandzukic.

Merecidamente se elevó de nuevo a los altares al para mi mejor rematador de la historia, Cristiano, futbolista que marcó la diferencia, jugador al que admiro por su ambición y forma de reinventarse. El portugués, que perdió algo de velocidad en sus últimas temporadas, ha puesto sus cinco sentidos al servicio del remate. Otra cosa es su forma de festejar ganando o perdiendo, en eso también demostró estar por detrás de Messi.

Palo gordo el sufrido por la familia atlética y entendible su cabreo con los suyos por la desilusión vivida. Otra cosa son las conclusiones lapidarias de a los que les incomoda Simeone, que cabe recordar que no es infalible pero que desde su llegada nos hizo olvidar de dónde venimos, de aquella eliminación contra el Albacete, que estaba en Segunda B, en Copa del Rey y rozando los puestos de descenso. Por eso yo soy de los agradecidos y con memoria que después de la tempestad volverá a salir el 'Sholo'.