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A Bale no le ven como solución...

Bale se encontró por casualidad con una de esas situaciones que descubren lo mejor de su juego. Cuando hay que trabajar el detalle táctico o hay que tener la paciencia para cocinar un partido, se pierde entre aventuras individuales y se distrae con mil cosas. Pero si la cosa va de épica (por ejemplo, llevar a Gales a los cuartos o seminales de una Eurocopa) denle el balón a Bale. Pero dénselo. En una dinámica irregular, es difícil apostar por un jugador a la espera de que aparezca su mejor versión cuando decepciona con los minutos que se le da. Pero también es verdad que sin los minutos suficientes, sin sentir la confianza del que manda ni la de sus compañeros, la mayoría de jugadores no responden. Bale menos. Salió al campo sin grandes estridencias (recuerden, es Iceman, el hombre de hielo), pero ganó un par de balones, uno por arriba, robó el balón a De Jong y corrió hacia adelante.

Casi encontró a Asensio, que había ganado la carrera a su marcador. En otra salida por la derecha, antes del descanso, llegó al área con esa entereza de un físico sobresaliente, carrera con el cuerpo estirado, y enchufó un zurdazo que dio en el palo. El Ajax ganó en todo en la segunda mitad y nadie se rebeló. Bale fue de los que más chutó a puerta, pero acabó lesionado. Tras un Bayern-Juve, Beckenbauer destacó que los italianos tenían a un delantero que hacía todos los movimientos adecuados pero sus colegas no le veían. Hablaba de Ian Rush. Lo de Bale no es exactamente eso, pero es cierto que el equipo no cree que sea la solución. Y él lo nota, claro. Y, como consecuencia, el equipo...