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LA PIZARA TÁCTICA

Ramos, Varane y Casemiro, fuera de sitio

Dos Clásicos consecutivos han delimitado la distancia actual entre uno y otro y han apeado al Madrid de dos competiciones de forma definitiva. No ha necesitado el Barcelona nada fastuoso para consolidar su idilio con el Bernabéu. Si en la Copa tiró de pegada, en LaLiga se pareció mucho más a sí mismo. Tuvo el dominio posicional, gestionó mejor el balón y habilitó a un Messi más entonado. La presencia de Arthur (42 pases buenos) regeneró el juego azulgrana, bien enfocado por un Rakitic sensacional y con Busquets de menos a más. Los centrocampistas jugaron muchas veces de cara y pudieron conectar con Messi (26 pases entre los tres al argentino), sin oposición del Madrid. Solari recortó la presión de su equipo durante muchos minutos. No fue la opción inteligente porque el Madrid sólo miró a Ter Stegen cuando pudo recuperar en zonas ofensivas (12 robos). Solari prefirió retrasar el bloque para defenderse en campo propio, pero las líneas siguen flaqueando.

Carvajal, Ramos y Varane crujieron en cada ataque del Barcelona. Sin las coberturas de Casemiro, en otro partido calamitoso del brasileño, y por el abandono de Kroos se ven absolutamente superados. Carvajal perdió la referencia de Dembélé en casi todas las acciones, Varane se flageló ante Luis Suárez y Ramos asumió riesgos en sitios y momentos que no lo requerían. Todo lo contrario que Piqué en el otro área. Estuvo inconmensurable y paralizó cualquier conato de peligro blanco (11 recuperaciones, 14 despejes buenos...). Fue el mayor signo de brillantez en un Barcelona que no requirió de su mejor cara para tramitar una nueva victoria que afianza su liderato. Su máximo rival dijo adiós a LaLiga, asunto que tenía poca intriga antes del partido. Lo peor para el Madrid es la sensación de que aquellos brotes verdes con Solari quedan ya muy lejanos. Parece que fueron producto de una pequeña burbuja futbolística.

La jugada decisiva

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Sergio Ramos sale de su zona para apretar a un Rakitic con el balón en los pies. El croata deja para Sergi Roberto y ataca la espalda del central madridista, fuera de sitio. Casemiro no corrige y Varane tampoco se ofrece después en la ayuda. Un gol demasiado fácil.