El agravio comparativo en el trato a Bale y a Isco
Odiosa comparación. La gestión de los egos es la primera asignatura del entrenador del Real Madrid, se llame como se llame. Solari ha demostrado personalidad tomando decisiones fuertes con Bale, con Isco o con Marcelo, pero al líder, además de lo que había que poner en Melilla, hay que pedirle que sea justo. Bale demostró de una tacada ante el Levante estar peleado con el mundo por ser suplente, dejó de calentar cuando le vino en gana y evitó festejar el gol con Lucas Vázquez. Puede ser que Solari, pendiente de ganar el partido, no se diese cuenta in situ, pero ahora ya no puede mirar para otro lado. Bale escenificó públicamente su profundo malestar, pero sí encontró el aliento en la sala de Prensa de su entrenador, todo lo contrario que Isco. Solari no ha tenido ni una sola buena palabra para el malagueño desde que cayó en desgracia.
Los dos granos de Bale. Gareth tiene dos problemas. A pesar de ser el jugador mejor pagado de la plantilla, ya ha dejado de ser el favorito del palco. Ese papel le corresponde a Vinicius. El joven brasileño está devolviendo en el campo esa confianza, no con goles pero sí desde el desequilibrio, la sensación constante de peligro y la certeza de que sin él sobre el césped el Madrid es más previsible. El otro problema es Lucas Vázquez, que representa todo lo que le falta a Bale: el compromiso, el buen rollo con el grupo y el equilibrio. Sin Lucas, el Madrid se parte. En lo único que coinciden Isco y Bale es en la sensación de desconfianza, que es el peor alimento para el rendimiento del futbolista. Bien haría Solari en ganar talento para la causa, al menos mientras tenga opción de ganar títulos.
Los dos Clásicos. La lógica sensación que produce el factor Messi en cualquier partido que juega el Barcelona no puede otorgar el favoritismo al equipo azulgrana. El Madrid ha demostrado su capacidad para agrandarse cuanto más nivel parece tener el rival. Lo demostró en el Camp Nou, trayéndose un gran resultado, y en el Metropolitano. El equipo blanco parece tener un botón de 'on' para enchufarse a partidos cruciales. Contra eso es contra lo que van a tener que luchar Messi y compañía.
El VAR de la discordia. Esperemos que la tecnología y su consiguiente polémica no nos impida saborear el juego, que empieza a parecer lo de menos. Entre la final de Copa de baloncesto, el no penalti a Casemiro y los inevitables errores arbitrales se avecinan dos resacas lamentables. A ver si el más grande va a ser el que se queja más fuerte.