A la fiesta del derbi solo le faltó fútbol
El derbi de San Mamés dejó 42 segundos de fútbol al equipo de Mendilibar. Y un sabor de boca extraño en su conclusión. “¿Dónde está el Eibar al que todos seguimos cada semana?”, se preguntaban algunos ayer por la noche. ¿Realmente ha sido tan superior el Athletic?, clamaban otros. Y tienen razón. Tres fueron los centros que fueron capaces de poner entre Cote y Rubén Peña (primer y tercer pasador de toda la Primera División) en los primeros 45 minutos. Dos tiros a puerta en todo el partido. Dos saques de esquina, un fuera de juego y cuatro tarjetas amarillas. Si hubiera que ponerle un adjetivo al encuentro, ese sería: frustrante.
Las cosas no salieron. Ni como estaban previstas ni a través de algún golpe de suerte. Simplemente no lo hicieron. No hubo superioridad en el centro del campo. No se defendió tan arriba como nos tienen acostumbrados, las ocasiones brillaron por su ausencia y la única realmente clara la rebotó fuera Sergi Enrich.
Los nervios entre las filas visitantes fueron en aumento, y la ansiedad de lo que estaba ocurriendo en el partido alcanzó su clímax en los últimos minutos, cuando el Eibar terminó de cometer pequeños errores que condenaron al equipo a la derrota. La identidad de juego característico de Mendilibar no viajó con el equipo a Bilbao.