Los 'boy scouting'

Se está poniendo de moda el "scouting". Hay que ver, tantos años de fútbol profesional entre nosotros y hasta ahora no habíamos necesitado esa palabra.

Por ejemplo, escuché a un magnífico comentarista, antes jugador del Madrid, decir el jueves 31 de enero a las 21.35 en la Cadena SER: "¡El 'scouting' tiene que funcionar!". Se refería a que Keylor Navas no parecía saber cómo lanza las faltas determinado especialista del Girona.

¿Y qué demonios será el "scouting"?, se habrá preguntado más de uno.

El verbo "to scout" significa en inglés "explorar"; mientras que el sustantivo "scout" equivale a "explorador". (Y de ahí salen los "Boy-scouts", organización juvenil internacional creada en 1907 con la intención de que sus jóvenes miembros desarrollen determinadas capacidades y valores personales, casi siempre en un entorno natural).

Así que algunos radioyentes, bien porque sepan inglés o bien porque hayan sido "boy-scouts", habrán relacionado el "scouting" con los "exploradores" y habrán deducido con acierto que quienes cumplen esa función en el fútbol se adentran en terrenos contrarios y hacen acopio de información interesante que luego se utilizará como mejor proceda. Pero otros muchos se habrán quedado "in albis".

El léxico del fútbol llegó repleto de anglicismos; y los periodistas de antaño los fueron traduciendo en su mayoría. Gracias a ellos, el "referee" pasó a ser el "árbitro"; el "goalkeaper" se convirtió en el "portero"… Y en otros casos se adaptó el término extraño a la escritura del español: "fútbol", "gol", "penalti". Pero no ha sucedido lo mismo con los narradores de la NBA, que importaron la palabra "scouting", copiada ahora por los del fútbol.

Los comentaristas de hoy le dan nuevo trabajo al genio de la lengua, famoso personaje imaginario que regula nuestro idioma. Pero el fútbol no constituye una actividad nueva y sorprendente, sino que atesora una larga historia. Se hace difícil, por tanto, inventar algo.

Y en efecto, el "scouting" se ha hecho toda la vida, pero no se llamaba así. Los periodistas ya atinaron hace decenios con la palabra "ojeador", que procedía del mundo de la caza; o con "espía", ésta más bélica, para referirse a quien iba de campo en campo siguiendo jugadores fichables o anotando los peligros de los rivales.

Así que podemos sugerir a los comentaristas que hagan un poco de "scouting" en su propio idioma para explorar las amplísimas posibilidades del español y encontrar en él palabras más precisas, como las mencionadas, y de más general conocimiento.