Messi, entre Picasso y Zidane
No es sacrilegio, es descripción. Como el pintor malagueño, Messi disfruta de manejar todos los estilos, y su obra es un monumento creativo que no conoce en esta época ningún parangón estético. Su único paralelo en el tiempo del fútbol televisado es Zinedine Zidane, que se revolvía en el campo para resolver, con su multitud de estilos, cualquier atasco de su equipo.
Su primer gol contra el Sevilla es un homenaje a uno de los más famosos goles del francés. Fue, como aquel de Zidane, un himno a la alegría del fútbol. Más atrás, otro Picasso del fútbol, incomparable, fue Alfredo Di Stéfano, que era capaz de doblegar al adversario sólo con la mirada.
La resurrección del Barça fue la de Messi, al que en Carrusel veían flojo. Decirlo en el programa y marcar el argentino fue casi simultáneo. Dani Garrido escribió en el tablero radiofónico hasta cien veces que jamás volvería a dudar de este héroe que ya debe ser conocido como Messidane o Picamessi. Di Stéfano sigue siendo incomparable.