ALFREDO RELAÑO
Simeone se echó al monte y ganó
¡Dos a cero! Es el resultado soñado por todo el que abre eliminatoria en casa. Con ese resultado irá el Atleti a Turín, un dos a cero ganado a pulso, que pudo ser mejor a no ser por el escrúpulo del árbitro del VAR, que vio empujón de Morata a Chiellini, en el que cantó el Metropolitano como primer (fallido) gol del partido. Pero aun sin él, el Atleti viaja a Turín bien abrigado, gracias a un segundo tiempo excelente en el que Simeone fue modificando su equipo en busca del gol, hasta terminar con un ataque afilado y atrevido, en el que acabó por reunir a Correa, Morata, Griezmann y Lemar en el ataque. El diosecillo del fútbol premió su atrevimiento con un resultado estupendo. Estupendo y merecido.
Cierto que los goles los marcaron los centrales, y en jugadas de estrategia. Goles ‘del otro fútbol’, que diría Camacho. Pero a esas jugadas se llega porque el equipo va arriba y provoca faltas. Y antes de ese gol llegó, en jugada directa, el de Morata que se fue al limbo. En suma, el Atleti hizo una gran segunda mitad, para el recuerdo, contra la portería tras la que se instalan sus más incansables y felices hinchas, que ya antes de los goles, el que no valió y los dos que sí, vieron a Diego Costa y a Griezmann rozar la conquista. Merecían esa felicidad, por la forma en que sostuvieron durante el primer tiempo el pálpito del estadio, en largas fases en las que el partido no tuvo más atractivo que su pasión.
Respecto a la Juve, poco que admirar. No vistió de Juve, sino de color esperanto, ese color que es de todos y de ninguno. ¿Por qué? Recordé mi primer Atleti-Juve, con Adelardo y Collar, Del Sol y Sivori, vestidos como son, y sin ninguna confusión cromática. Respecto a Cristiano, le vi moverse demasiado por las zonas no militarizadas del campo, sin ese filo que le veíamos en el Madrid, donde se le presentía como el gran peligro, en la banda izquierda muchos años, en el eje del ataque los dos últimos. Sirvió de blanco de cánticos, más que de referente del juego de los suyos. Todo junto se traduce en un estupendo resultado, que mereció ser mejor, y que ha cambiado el pronóstico de la eliminatoria.