El Ajax, dos equipos en uno

El impulso otoñal del Ajax ha menguado en este inicio de año para abrir paso a una etapa convulsa. Las razones no son ajenas a nadie. Este Ajax siempre ha sido un equipo de contrastes, vigoroso en ataque y huérfano en defensa. La dicotomía se confirmó, más si cabe, en el empate contra el Heerenveen (4-4 y 11 remates en contra) y en la sonada derrota contra el Feyenoord (6-2, 18 disparos). El giro organizativo que había orquestado Erik ten Hag desde su llegada al banquillo para ser un bloque más fiable, dejando a un lado el histórico 4-3-3 por un sistema más arropado como el 4-2-3-1, se ha quedado a medias. El agujero del Ajax empieza por el distanciamiento de sus líneas. Se encuentran fisuras entre los extremos y el mediapunta, con Van de Beek muy agresivo, y los dos centrocampistas (Schöne y De Jong). También existen grietas entre los pivotes y la zaga y entre los centrales y laterales. El Ajax se puede permitir, y no siempre, desalojar esos pasillos ante conjuntos menores de la Eredivisie, pero frente a un Madrid fluido como el de ahora no lo debería tolerar.

El perfil de los laterales insiste en los problemas defensivos del Ajax. El reconvertido Mazraoui sólo destaca en campo rival y abdica en sus funciones atrás. Es habitual que no cierre los centros desde el otro costado y que se duerma en los envíos en profundidad. La experiencia de Tagliafico tutela mejor la banda izquierda, pero su atrevimiento condiciona negativamente todo el repliegue. El Madrid podrá llevar las transiciones a la espalda de ambos. El Ajax es muy vulnerable a las contras rivales (15 de media). Tampoco sostiene su área como debería. De Ligt y Blind no ajustan las marcas y se ven s solos ante las apariciones de hombres de segunda línea. La timidez del colectivo en los duelos individuales es otra tara. Contra el Feyenoord sólo ganó un 42% de las disputas y en el 3-3 frente al Bayern esa cifra apenas ascendió al 45%. Los riesgos que toma en la salida de balón, identificables en el error de Onana que le costó la derrota ante el Heracles, completan los males del Ajax. Acumula pérdidas donde el castigo es mayor. El Madrid no ha de relajar la presión que le distingue con Solari, aunque esta voluntad no invertirá la idea del Ajax.

Es un equipo muy diferente cuando de atacar se trata. Alrededor del balón, sin renunciar nunca a él (tuvo más posesión que el rival en cinco de los seis partidos de la fase de grupos), respeta la tradición holandesa con un sentido cuidado del juego y la suma de futbolistas en territorios ofensivos. Llega mucho y llega con muchos. Los centrocampistas del Madrid no pueden olvidarse de las incorporaciones de los laterales, De Jong o Schöne. El Ajax se articula a partir de pequeños triángulos, siendo el más productivo el del lado izquierdo con De Jong como armador (93% de acierto en las entregas), Tagliafico y Tadic, que a veces actúa como falso nueve, o Neres. Por esta banda desarrolla 37 jugadas por encuentro. Los cortes interiores de los extremos, jugando Ziyech a pie cambiado, y los intercambios de posiciones convierten al Ajax en un adversario difícil de sujetar, aunque esta movilidad también es causante de sus ahogos en el balance defensivo al estar sus jugadores descolocados. Es la personalidad dual del Ajax.

Desorden en el repliegue

Una acción de ataque del Ajax se transforma en una contra sin oposición del Bayern. El conjunto alemán se despliega en ventaja con un cinco para tres y superioridad por dentro y fuera. Boquete profundo de los de Ten Hag que sólo Onana evitó que acabara en gol.