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En días como estos echo de menos jugar

Si ya de por sí estoy echando de menos el fútbol sala esta temporada, la primera que estoy viviendo tras la retirada de las pistas, es sobre todo en partidos de la dimensión de este España-Brasil cuando aún lo noto más. Como mostoleño, ver el WiZink Center de Madrid con el aspecto que ha tenido durante este Desafío Mundial es precioso. Creo que se trata de algo histórico para el fútbol sala.

Por eso creo que el trabajo que se ha hecho desde la Real Federación Española de Fútbol, haciendo posible un partido entre España y Brasil en la capital, entre las dos selecciones más laureadas de este deporte, es para valorar. Creo que este tipo de partidos ya aspiren a disputarse en escenarios como el Palacio de Deportes, cuando no hace tanto parecía una utopía, es una muestra más de cómo este deporte no solo está viviendo un gran momento en cuanto a popularidad, sino que sigue subiendo escalones.

También fue un gran gesto que se aprovechara la ocasión para homenajear a todos aquellos jugadores que hemos colaborado, durante todos estos años, para que España tenga el palmarés que tiene y pueda alardear en la actualidad de ser una referencia de este deporte. Yo, además, he tenido la tremenda suerte de vivir de manera doble el cariño de la gente durante estos días. Y ha sido inolvidable.

Primero en Cáceres, cuando tuve la ocasión de poder jugar unos minutos en un gesto muy bonito que tuvieron conmigo. Y ayer, en Madrid, como parte de los jugadores que hemos llevado a España a ganar dos Mundiales y siete Eurocopas. Ser tratado así una vez que cuelgas las botas, que se te recuerde con tanto cariño, es algo que deja sin palabras. Más allá del resultado, ayer fue un día para sentirse orgulloso de este deporte. Y también para tomar impulso y seguir trabajando, porque desde luego lo merece.