El mejor secundario de la obra

Cuando llega un Barcelona-Madrid los medios de comunicación nos volcamos en las grandes estrellas. Los nombres mediáticos de ambos equipos que acostumbran a copar las clasificaciones anuales de las listas de Balones de Oro, The Best y lo que se tercie eclipsan figuras como la de Jordi Alba, que en el mundo del cine o del teatro se llevarían todos los premios al mejor secundario. Sin la pompa de las grandes estrellas, gente como el lateral de L'Hospitalet resultan fundamentales para este tipo de partidos. Alba ha logrado que el Camp Nou pase a mirar a la banda izquierda después de años centrando su atención en el lado derecho, donde Dani Alves cosía con Messi una sociedad letal. Sin el brasileño, que fue el mejor socio del argentino durante años, Alba se ha erigido en el mejor pasador de gol del equipo. Catorce goles del equipo blaugrana han tenido en el lateral su último pasador. Alba es de esos jugadores que obligan al rival a preocuparse por cosas que van más allá de la vigilancia a las estrellas de relumbrón.

Su sociedad con Messi es tremenda y evidentemente si el argentino no pudiera jugar a causa de la contractura que le ha dejado sin entrenarse sería todo un palo para el club blaugrana, pero Alba sabe que puede adaptarse a cualquier circunstancia. Sin ir más lejos, en el último partido de Liga ante el Madrid, sin Messi, el lateral descosió al Madrid por su carril y dio la asistencia a Coutinho para abrir el marcador. Tanto le preocupa a Solari que reservó a Lucas el domingo para tratar de frenar al mejor de los secundarios.