Nadal, de la épica al KO
La cara de Frances Tiafoe (21 años), que había avisado a Rafa Nadal en cuartos (“¡Que se prepare”, soltó), era un poema. “Es infernal”, acertó a decir después de llevarse una tunda. La de Stefanos Tsitsipas reflejó, simplemente, asombro después de asistir a una exhibición del español en la que sólo pudo ganarle seis juegos. Con 20 añitos, el griego había dejado fuera del torneo al campeón Roger Federer y salía dispuesto a voltear del todo el orden establecido. Pero el que fue lanzado por los aires fue él. Sin piedad.
La nueva gran esperanza del tenis asistió a un resumen perfecto de la versión mejorada de Nadal, que intenta abandonar la épica, los combates largos, para abonarse al KO, a las victorias por la vía rápida. Saques con más velocidad de bola y mayor intención. Cambios de trayectoria y de altura continuos y diabólicos. Búsqueda del golpe definitivo asumiendo riesgo. Eso le ha hecho alcanzar la final diez años después de ganar su único título sin destrozar su físico. En Australia ha sostenido batallas inhumanas contra Verdasco, Dimitrov, Djokovic, Federer… Le vimos retirarse también frente a Cilic o Wawrinka, machacado. Pero esta vez se ha cumplido el objetivo de llegar al último episodio fresco. La épica se puede reservar para el partido definitivo. En la tierra del gran Rod Laver, 'The Rocket', el cohete es Nadal. Asombroso.