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El mapa de Chen, en tierra de nadie

Solo hay una cosa peor que caminar sintiéndose derrotado, y es andar sin rumbo. Caminar hacia la nada es mucho más dañino para el alma que volver de una batalla sin ganarla. Al que vuelve con la derrota se le presumen muchas cosas. Por ejemplo, entendemos que fue con la ilusión de la victoria. Al derrotado también se le presuponen las ganas de revancha. Al que vuelve sin los resultados esperados dan ganas de abrazarle y de ofrecerle la mejor frase de ánimo. En cambio, al que vaga, al que parece andar por andar, solo dan ganas de preguntarle hacia dónde va, sin la esperanza de recibir una respuesta clara. Vagar es peligroso y triste.

Chen Yansheng, a su llegada hace justo ahora tres años, sacó un mapa y señaló el destino. Ese punto que marcó eran las coordenadas de la Champions. Ya no sabemos si su mapa era más político que físico. La masa social del Espanyol, tras años viendo a su equipo deambular, quiso creer, y soñó esperanzada con la tierra prometida. Ese destino parece estar cada vez más lejano y más, cuando después de ilusionarnos como nunca, volvemos a mirar la clasificación y vemos al equipo como siempre. En tierra de nadie.